Medio Maratón Arca-Santiago (San Lázaro)
06:45 a.m., suena el despertador. La cuenta atrás ya ha comenzado. Esta vez con la diferencia de que mi familia no me acompañará.
Iré en compañía de Manolo, Pipe, Oscar y Novoa.
Vamos bien de tiempo. Recogemos dorsales y rápidamente nos subimos en el autobús que nos llevará al punto de partida, Arca.
Hay tiempo de sobra, ¿hace un cafecito para calmar los nervios? Hecho.
Calentamiento en compañía de Óscar y Novoa. Mientras, no dejo de escuchar que será una carrera con un recorrido precioso, para disfrutar, vivir el momento. No es apta para hacer marca. Ok. Recibo últimos consejos de mis compañeros y.... allá vamos!!!!!
Salida rápida. Me resuenan sus palabras en mi cabeza. Decido hacerles caso. Quedan muchos kilómetros por delante y prometen ser duros. Habrá que guardar fuerzas. Ser precavidos. Cautos.
Seguimos y llegamos al km 4. En la entrada de un pequeño túnel hay un cartel que nos anuncia: "bienvenidos al infierno". ¿Qué pensar? El que avisa no es traidor. Cuando salgo, en el otro extremo, me encuentro con una buena subida.
Subida de montaña. Terreno irregular. No estoy acostumbrada. Cuesta mucho. Duele. Voy muy despacio aunque no me paro. Me va a llevar tiempo acabarla.
Sigo adelante, tierra y asfalto se entrelazan. Subidas y llaneadas. Intento ganar tiempo en el asfalto pero la dureza de la tierra me desgasta. Cada vez me cuesta más. Me duelen los tobillos. Mi cuerpo me pide agua. Los avituallamientos se me hacen escasos. Las fuerzas flaquean. Hace calor.
Desde el km 19 puedo ver el San Lázaro. Siento alegría. Ya casi está hecho. Ya se acaba.
Entro por la puerta del estadio. Ahí están esperando mis compañeros, ahí están gritando mi nombre, ahí me mandan sus fuerzas. Últimos 400 metros. Cruzo la línea de meta después de haber corrido durante 2h 02'. Soy consciente de que no me podría haber salido mejor. He dado todo lo que tenía. Me siento orgullosa de mi misma. Bien hecho.
Ahora de vuelta a casa, con el calor de los míos. Qué mal acostumbrada me tenéis. Esto de llegar a meta y que no estéis... no volverá a pasar.
Mi familia y mi pasión por correr van unidos siempre, no volveré a separarlos.
Nos vemos en la próxima.
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