Esta vez la cita era en Maceda y con una causa solidaria, no había excusa para faltar.
Después de una intensa jornada laboral nos trasladamos, en modo Fernando Alonso, hacia el municipio ourensano. Tiempo cronometrado. El GPS activado. Máxima precisión.
Llegamos, incluso con tiempo para calentar, jajaja. Buenísimo este Vicente.
Muchas caras conocidas. Muchos saludos. Muchos ánimos. Mientras el gran momento se acercaba aproveché para disfrutar unos momentos en compañía de mi vecino Delfín Quintas. Concentración en la línea de salida. Los nervios afloran. Sorpresa de última hora. Nos descuentan una vuelta (lo que ya nos aclara nuestras sospechas sobre la dureza del recorrido).
21:45 de la noche, cuenta atrás desde diez y nos vamos.
Ninguna tregua ya desde el comienzo. Venga hacia arriba hasta el precioso Castillo, que majestuoso nos ve rodearlo uno tras otro. Unos suben, otros bajan. Ánimos de Rubén Calvo, de mi compañero Eduardo Mendez y otros.
La cima está coronada, ahora todo bajada. Cómo mola.
Segunda vuelta, esta vez más consciente. Intentando guardar fuerzas para resistir toda la subida sin parar. En la bajada dándolo todo y más. Entrando en línea de meta con Conchi Pombo. Increíble. Para el recuerdo.
Me voy con un muy buen sabor de boca. Cada vez estoy más contenta de pertenecer a esta gran familia de runer@s populares. Todos nos apoyamos, todos nos animamos.
Al final quinta absoluta. Orgullosa.
Muchas gracias a todos por esos ánimos. Nos vemos en la próxima.
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