Han llegado los días de cielos grises y lluvias interminables, equiparse con el chubasquero, el paraguas y botas de goma se hace cotidiano, es el momento de los croses.
Terrenos abruptos, irregulares, con grandes charcos y bajo unas condiciones que, en otra situación, calificaríamos de infernales nos disponemos a sortearlos con la mayor brevedad posible, no para ganar (como es mi caso) sino para ponernos a salvo.
Conseguir terminar los 4500 metros de hoy va a ser todo un logro. La lluvia no nos dá ni un minuto de tregua. Se tratará de una lucha contra los elementos y yo no pienso ceder.
En esta ocasión me desplazo hasta la Rúa con Toño y las Sister en un viaje que se me hace divertido y ameno. Allá vamos los cuatro navegando hacia nuestro destino.
Mi gente, mi familia, me animará desde la distancia, desde casa. No será lo mismo sin ellos pero bajo estas circunstancias es lo mejor.
Cuando llegamos ya Santi nos tenía todo preparado. Incluso a instantes de estar allí ya hizo acto de presencia para darnos la bienvenida.
Poco a poco van llegando los componentes de Ourenrunning Coolsport y nos vamos juntando todos bajo la carpa para ser conscientes, más si cabe, de la que nos espera.
Vamos allá compañeras, a calentar esas piernas, dentro del pabellón, que para mojarnos nos llega el tiempo.
Da gusto ver tanta mujer junta. Unidas por un deporte. Viviendo la misma ilusión.
Me encantó ver a Olalla, Lupe, Esther, Margarita, Laura Blanco... Y un enorme etcétera.
Llegó la hora, tras la cámara de llamadas y unas fotos de equipo, arrancamos, casi precipitadamente, diría yo.
Las chicas somos luchadoras, perserberantes y persistentes y en ésta ocasión no iba a ser distinto, por muchos obstáculos que nos encontremos, los superaremos. Adelante, cabeza alta y sin perder mucho ritmo, aguantando.
Charcos, barro, hierba... ¡Qué más dá!
Que perdemos una zapatilla por el efecto chupón del barro... pues nos paramos, nos la volvemos a calzar y aquí no ha pasado nada.
Tres vueltas a un circuito muy llano. En el medio, los gritos de ánimo y consejos del míster Santi Saco, a pie del cañón, el mejor, sin lugar a duda.
Segunda vuelta, campanita y se acabó. Último esfuerzo. Y en línea de meta la gente gritando mi nombre y el abrazo de Esther Bouso a mi llegada me supo a gloria. Inolvidable.
Al final segundas por equipo, subcampeonas del Provincial. ¡Qué orgullo! ¡Qué grandes son estas chicas!
Después de la entrega de trofeos, ¡nos vamos a comer!
Risas y anécdotas se apropiaron de la mesa, dejando en segundo plano, la comida...
Ha sido un gran día. Inolvidable como muchos otros.
Nos vemos pronto.
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