03/04/2015
Esta vez ha sido un día distinto.
No tuvimos que madrugar. Nada de prisas. Inimaginable poner un pie fuera de la cama, mirar el reloj y que sean las 11 de la mañana. He tardado casi 8 años en conseguirlo. A ver si puedo repetirlo, jeje.
En esta ocasión los Reyes de la casa no nos acompañaron.
Después de una comida ligera nos pusimos en camino hacia tierras lucenses.
Nuestro destino, Quiroga.
La meteorología acompañaba e íbamos con tiempo de sobra. Pasamos mi conocidísimo Peares, Guitiriz, Ferreira de Pantón, Monforte, divisamos Ribas de Sil y al ladito se encuentra expectante, Quiroga. Ochenta kilómetros para llegar. Mentalidad completamente distinta. Hoy iba a disfrutar. La frase de "si disfrutas es que no das todo lo que puedes" no me la he aplicado. Hoy no he venido a sufrir. Hoy quiero sonreír haciendo lo que me gusta. Hoy no pienso mirar mi reloj nada más que para orientarme en los km que llevo o me faltan.
Después de recoger el dorsal junto con la camiseta conmemorativa del evento me preparo para calentar. Saludos aquí y allá. Incluso me alegro al ver que Jesús Bernal también nos acompaña.
Allá voy. Me dirijo a recorrer la temible subida. No es que sea muy pronunciada pero es muy larga, tanto que dá la sensación de no terminar nunca.
Ya de regreso para ir a colocarme en la salida me encuentro con mis compañeros de equipo, Manu Gil, Alejandro Vidal, Julián Vidal, Benito Abellás y Jacobo.
Las 17.00. Allá vamos. Me uno a Natalia Gran Castán y vamos juntas las dos primeras vueltas. Reencuentro genial.
El tiempo no estuvo mal del todo. Hizo sol, aire... Se me hizo más soportable que el año pasado. Sumamos kilómetros y restamos el tiempo que nos queda para que todo acabe. No perdí la sonrisa, sobretodo por la compañía de esa voz de alguien a quien admiro mucho, Quique. Hizo mucho más ameno el momento.
Se acaba la zona del río y con ello empezamos la interminable subida, el final está al alcance de la mano. Ya veo el hinchable que indica que todo se acabó. A medida que me acerco oigo gritos de ánimos, incluso me crezco un poco cuando Marcial y Nando Reino me brindan su apoyo. Ya llego. Ya te veo Vicente, ahí estás. Hoy corrí disfrutando. Hoy llevé una sonrisa.
No hice un gran tiempo 49'05" pero me siento bien conmigo misma.
Bajé 1'20" la marca del año pasado.
No quiero dejar pasar la ocasión sin agradecer y dedicar esta carrera a esa amiga que estuvo ahí cuando necesitaba simplemente un abrazo. Me sonrió y me dio fuerzas. No gané trofeo Raquel Rocha pero sonreí. Muchas gracias a tod@s.
Nos vemos en la siguiente.
Esta vez ha sido un día distinto.
No tuvimos que madrugar. Nada de prisas. Inimaginable poner un pie fuera de la cama, mirar el reloj y que sean las 11 de la mañana. He tardado casi 8 años en conseguirlo. A ver si puedo repetirlo, jeje.
En esta ocasión los Reyes de la casa no nos acompañaron.
Después de una comida ligera nos pusimos en camino hacia tierras lucenses.
Nuestro destino, Quiroga.
La meteorología acompañaba e íbamos con tiempo de sobra. Pasamos mi conocidísimo Peares, Guitiriz, Ferreira de Pantón, Monforte, divisamos Ribas de Sil y al ladito se encuentra expectante, Quiroga. Ochenta kilómetros para llegar. Mentalidad completamente distinta. Hoy iba a disfrutar. La frase de "si disfrutas es que no das todo lo que puedes" no me la he aplicado. Hoy no he venido a sufrir. Hoy quiero sonreír haciendo lo que me gusta. Hoy no pienso mirar mi reloj nada más que para orientarme en los km que llevo o me faltan.
Después de recoger el dorsal junto con la camiseta conmemorativa del evento me preparo para calentar. Saludos aquí y allá. Incluso me alegro al ver que Jesús Bernal también nos acompaña.
Allá voy. Me dirijo a recorrer la temible subida. No es que sea muy pronunciada pero es muy larga, tanto que dá la sensación de no terminar nunca.
Ya de regreso para ir a colocarme en la salida me encuentro con mis compañeros de equipo, Manu Gil, Alejandro Vidal, Julián Vidal, Benito Abellás y Jacobo.
Las 17.00. Allá vamos. Me uno a Natalia Gran Castán y vamos juntas las dos primeras vueltas. Reencuentro genial.
El tiempo no estuvo mal del todo. Hizo sol, aire... Se me hizo más soportable que el año pasado. Sumamos kilómetros y restamos el tiempo que nos queda para que todo acabe. No perdí la sonrisa, sobretodo por la compañía de esa voz de alguien a quien admiro mucho, Quique. Hizo mucho más ameno el momento.
Se acaba la zona del río y con ello empezamos la interminable subida, el final está al alcance de la mano. Ya veo el hinchable que indica que todo se acabó. A medida que me acerco oigo gritos de ánimos, incluso me crezco un poco cuando Marcial y Nando Reino me brindan su apoyo. Ya llego. Ya te veo Vicente, ahí estás. Hoy corrí disfrutando. Hoy llevé una sonrisa.
No hice un gran tiempo 49'05" pero me siento bien conmigo misma.
Bajé 1'20" la marca del año pasado.
No quiero dejar pasar la ocasión sin agradecer y dedicar esta carrera a esa amiga que estuvo ahí cuando necesitaba simplemente un abrazo. Me sonrió y me dio fuerzas. No gané trofeo Raquel Rocha pero sonreí. Muchas gracias a tod@s.
Nos vemos en la siguiente.
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