06/12/2015
Le tengo un especial cariño a esta carrera. No sé explicarlo. Serán sus vistas, será su gente, será...
Desde el miércoles estuve parada a causa de una faringitis y mi única preocupación era poder asistir a esta carrera. Estoy loquita. Pero soy así, ¿qué le vamos a hacer?
Pasan los días, la fiebre remite y sólo queda una afonía. La ilusión vuelve. Iremos.
En esta ocasión me acompañará mi familia hasta la salida, hasta Aldán. Es un pueblo pequeñito pero muy aprovechado. Con unas vistas espectaculares.
Recogida de dorsal y a disfrutar un poco antes de ponerse a calentar. Poca gente conocida, Onaira (que veo y me saluda en la salida), Lorena, Diego Ribao y David Carnero.
Las 12.00 comienza todo. Hoy el crono dará igual. Es un carrera para disfrutar. Dejarse llevar por las sensaciones sin darle mucha caña a un cuerpo que todavía está débil. El plan es acabarla aunque sea de última. Y si hay problemas una retirada tampoco me parecería descabellado, aunque me costaría mucho mucho.
Vamos allá. Sin prisa pero sin pausa. Tres km y medio subiendo y después un respiro de casi medio km bajando para volver a subir (ésta última subida hizo pupita en mi crono). Después todo mucho más llevadero. Incluso llegar a Cangas de me hizo rápido. Jaja. Desvío. Cambio de ruta con respecto a otros años. Acertadisima. Nos mandaron por el paseo de tierra al lado de la costa, respirando ese aire que parecía animarte con sus caricias. Día soleado. Gente animando. Llegamos a Cangas. En esta ocasión acortaron la recta al paso por la calle principal. ¡Qué alivio!
Último km. Ya está hecho como diría Lau.
Quemaré lo último que me queda. Adelanto a un chico y en mi mente ya están los dos que van delante. Sigilosa aumento el ritmo y en el momento de pasarles uno se pica y esprintamos hasta línea de meta. Unos metros divertidos y luchados. Jajaja.
Se acabó. A pensar en la próxima.
lunes, 7 de diciembre de 2015
CARRERA ALDÁN-CANGAS 2015
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